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La Pastoral Vocacional en el Cono Sur

Carta a todos los Hermanos Menesianos y a los Laicos Menesianos que juntos somos FAMILIA MENESIANA en Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay

Carta a todos los Hermanos Menesianos y a los Laicos Menesianos que juntos somos FAMILIA MENESIANA en Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay.

Los Hermanos y Laicos animadores de la Pastoral Vocacional en el Cono Sur saludamos a cada uno y cada una de ustedes –Hermanos y Laicos menesianos- con cordialidad, agradecimiento y alegría.

Escribimos mientras suena en el patio del Instituto San Pablo de Luján música de rock y de solidaridad. En este año del 150 Aniversario de Juan María de la Mennais, nos preguntamos qué hacer, cómo vivir, qué caminos recorrer para ofrecer a la nueva generación que llena nuestros colegios y grupos juveniles una Pastoral Vocacional que encante y comprometa. ¿Cómo “sembrar mucho y con esperanza”?

Después de intercambiar puntos de vista y de buscar con verdad qué quiere el Señor de todos nosotros les proponemos algunas invitaciones concretas.

  • Los Hermanos y los Laicos que somos Familia Menesiana estamos llamados a ser instrumentos dóciles y eficaces en manos de Dios para llamar a los jóvenes que Él mismo nos confía. Dios cuenta con nosotros para llamar a los jóvenes de este tiempo y en los diversos lugares donde vivimos, sin importar las limitaciones que tengamos o las dificultades que experimentemos.
  • Para nosotros, es de suma importancia interiorizar y asumir que Dios llama a todos y todas sin excepción y que lo nuestro es invitar a los jóvenes y niños y niñas a escuchar esta Palabra de vida, educándoles para discernir la llamada de Dios en medio de los ruidos y las múltiples voces que escuchan. Entendemos que una educación que ignore la dimensión vocacional de la vida es una educación insuficiente y no integral.
  • La Pastoral Vocacional es en primer lugar testimonio de vida. Recordamos con el último Capítulo General Menesiano que “la verdad de nuestra experiencia de Dios se verifica en los lazos esenciales que establecemos con los hermanos, con los niños, con los jóvenes, con los pobres, los laicos…” (Cfr. CG 2006, pág 13 Ic)
  • A este respecto nos parece que la primera e indispensable Pastoral Vocacional Menesiana que todos nosotros podemos y debemos vivir son las presencias gratuitas y alegres entre los estudiantes de nuestros centros ya sea en patios, en actividades complementarias, en convivencias… y también en un estilo de enseñar (hacer clase) centrado en las relaciones que establecemos y en la esperanza que transmitimos.
  • La Pastoral Vocacional Menesiana sólo será verdadera si establecemos con los niños y jóvenes “lazos de misericordia y de fraternidad”. Lazos, que exigen tiempo regalado, paciencia continua, esperanza sin desmayo, alegría a toda prueba, gratuidad incondicional, parcialidad de corazón, escucha sin límites… tal como Juan María nos recuerda cuando nos habla de “ser para los niños y jóvenes sus ángeles guardianes”.
  • Todo esto solo será posible si nace y se alimenta de la escucha atenta y amorosa y de la Palabra de Dios y de una vida Eucarística, que se parte y se reparte. La Pastoral Vocacional es experiencia de Dios y no sólo técnica o actividades. Por eso, la oración de disponibilidad: “¿En qué puedo echarte una mano en tu Pastoral Vocacional, Señor?, es esencial y debemos cultivarla sin cesar.
  • Más aún, todo lo anterior no es algo personal, de cada Hermano y de cada Laico o Laica sino que es propio de la experiencia comunitaria de Dios. También para una comunidad menesiana – de Hermanos o de Laicos – la verdad de su experiencia de Dios se verifica en los “lazos” que establece con los jóvenes, con los pobres, con los propios hermanos y hermanas.
  • Pidamos a Dios la gracia de “que nos convierta” a cada uno y a cada una, y también a todas nuestras comunidades, en personas y grupos totalmente entregados a Dios que viven para y con los jóvenes y niños estableciendo con ellos “lazos de fraternidad”.
  • Necesitamos urgentemente valentía y creatividad para “invitar” a los niños y jóvenes de forma personal, respetuosa y libre, siempre de acuerdo con el contexto en que viven y su desarrollo como personas, a “escuchar las llamadas de Dios”, incluyendo explícitamente la invitación a plantearse como posible para ellos y ellas la vida consagrada y laical menesianas.
  • Sin duda, esto implica que la Pastoral Vocacional y también la Pastoral Vocacional Menesiana se organice en nuestros centros educativos como eje transversal de todas las actividades sin excepción, y a la vez con actividades explícitamente vocacionales para los niños y jóvenes, para los educadores y educadoras, para las familias, para los equipos directivos. Nos parece que cada centro educativo y cada comunidad menesiana debe hacer su planificación de Pastoral Vocacional y evaluarla periódicamente.
  • Todas las actividades que podamos organizar, todos los materiales que podamos elaborar, en cada lugar o comunes para todos los Países del Cono Sur tendrán sentido si nos hacen vivir más cerca de los jóvenes, más interesados en ellos, con más tiempo entregado, con escucha más atenta y humilde de sus intereses, dudas, miedos y proyectos.

Creemos que una forma concreta y fiel de hacer vida las últimas palabras de nuestro Fundador: “Apóyense mutuamente para llevar a cabo la obra de Dios… siembren mucho…” es hacer de la Pastoral Vocacional un compromiso personal y comunitario para hacerlo realidad a lo largo de todo el año de Juan María en este 150 aniversario de su muerte.

Los Hermanos y Laicos de la Comisión de Pastoral Vocacional del Cono Sur sabemos de su generosidad y capacidad de servicio y entrega. Damos gracias a Dios por todos y cada uno de ustedes, Hermanos y Laicos, y nos invitamos mutuamente para convertir el año del 150 aniversario en un año vocacional con organización, actividades, propuestas e invitaciones vocacionales menesianas personales a los jóvenes, a los niños y niñas, y también a los adultos que llenan nuestros centros educativos.

Con la alegría de saber que María Virgen nos acompaña en la tarea apasionante y generadora de vida que es la pastoral vocacional y explícitamente menesiana.

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