¡Gracias Señor!
(Carta escrita por el Hno. Benjamín en ocasión de sus Bodas de Oro de Vida Religiosa. Bialet Massé, 1995)
Creo que la única forma de emplear nuestra corta vida en esta tierra, consiste en ofrecer todo cuanto somos, tenemos, hacemos y esperamos de Dios en Acción de Gracias y alabanza ya que todo a él se lo debemos. Mi oración favorita a lo largo de muchos años es la de Acción de Gracias al Señor. Me sé el Te Deum de memoria y me gusta repetir a menudo el Gloria Patri cuando ando por ahí. Yo pienso que toda una vida, por larga que sea, no es suficiente para agradecer al Señor
todo cuanto le debemos, al menos yo.

Nací (en San Cristobal del Monte, Cantabria) en una familia cristiana, donde mi padre fue el modelo en todo por su bondad, cariño, honradez, espíritu de sacrificio para criarnos a todos juntos. A mi madre la perdí antes de cumplir los tres años por un accidente. Me pegué mucho a él (a mi padre) que tanto me quería. Pero no me dejé ablandar porque quería imitar a mis hermanos, que todos eran mayores que yo y todos eran sacrificados y trabajadores y en general buenos cristianos.
Mi padre, con su ejemplo para con los pobres, me dio la pauta de cómo tratarlos y hasta nos contaba romances y los cantaba. Aún me acuerdo de uno de ellos que empezaba:
“en la ciudad de Madrid,
un labrador residía,
el cual por nombre tenía,
Juan de Dios Ave María”
Esos pobres se transformaban en Jesús, el cual prometía a ese hombre caritativo la recompensa eterna. Cuando venían los pobres (a casa) comían con nosotros en nuestra propia mesa. Jamás le oí una palabra inconveniente ni una blasfemia. En fin, para mí me es muy fácil comprender cuando me dicen que Dios es un Padre.
Mi hermano mayor, Adolfo, me enseñó cómo hay que adorar la Hostia en la consagración y las palabras que hay que decir, y aún ahora lo sigo haciendo. En casa siempre se rezaba el Santo Rosario presidido generalmente por mi padre o por uno de mis hermanos mayores.
Tuve maestros ejemplares que me enseñaron el catecismo muy bien y nos contaban los episodios más importantes de la Biblia. La maestra, Dña Felisa, nos leía la vida de Santa Teresita de Jesús. Al poco murió de la misma enfermedad que ella. Recuerdo que tras la Primera Comunión, a los 8 años, nos dio chocolate en su casa. Todos los otros maestros en general eran muy buenos.
El tiempo que estuve en la escuela lo aproveché bastante bien en lo fundamental. Además de la doctrina me enseñaron bien a leer y narrar; y en matemáticas insistieron bastante en la parte práctica con problemas de la vida real.
Mi vocación religiosa se despertó por intermedio de mi cuñadísimo, el Pepe. Cuando muchacho él estuvo en Nanclares durante un tiempo. Pero como estaba casi todo el tiempo enfermo, tuvo que volver a casa. Ya tenía otro hermano de él, que era Hermano (Menesiano). Se llamaba José María y murió el año 1928.
A aquel hermano de mi cuñado le sucedió el Hermano José María, hijo de Don Fernando, ermitaño de Nuestra Señora de Samoño. Este Hermano José María, era primo del otro y de mi cuñado. Por eso siempre que me veía me decía: ¿cómo te va pariente? Ya murió también, sólo quedo yo de resaca.

(1944)
Avisamos al hermano Álvaro de mis deseos de ingresar al Aspirantado de Nanclares. Vino a verme y parece ser que quedó satisfecho. Llegué a Nanclares el 30 de mayo (San Fernando) junto con otros compañeros; entre ellos un hermano del Hermano Acacio Herrero, Eguiluz, el aventurero y otros … la recepción fue muy buena. Aún me acuerdo de la impresión que me produjo aquel edificio imponente y sobre todo de la sonriente cordialidad del Hermano Amancio (Antonio Sainz).
Me pusieron en la clase más baja, donde enseñaba el Hermano Basilio. A los pocos días me pasaron a la media, con el Hermano Amancio (Antonio Sáinz). Pronto se fue este Hermano y en su lugar tuvimos al Santo Hermano Gerardo Aizpuru. Después de Navidad me pasaron a la clase mayor… donde enseñaban los Hermanos Genaro e Ireneo. En ese entonces el Director del Aspirantado era el Hermano Genaro. Recuerdo que a menudo cuando iba a la Dirección con él, me preguntaba la edad. Me admitieron al Postulantado en febrero, cuando aún no tenía los 15 años (los cumpliría el 18 de junio).
Ingresé al Noviciado el 15 de agosto de 1945 ; y conmigo otros 12. Ese año, por la edad, podríamos haberlo hecho 21. Aprendí mucho en el Noviciado pero lo más importante y que me grabó para toda la vida, fue conocer y amar mucho a la Santísima Virgen: leí muy detenidamente el tratado de la verdadera devoción a María (de Grignon de Monfort) y me entregué a ella como esclavo en alma y vida. Desde entonces procuro cumplir lo que allí prometí, de realizar para siempre el lema: “Ad Jesum per Mariam”. Todo esto me ha deparado mucha paz, confianza y alegría a lo largo de la vida. Teníamos de maestro a un santo: el Hermano Juan Arán, un hombre que vivía para los demás y de una vida interior profunda. Enseñaba muy bien y hacía saborear la música; sobre todo el gregoriano.
Tuvimos otros maestros, entre ellos, el Hermano Jacinto, que sabía transmitir con claridad los conocimientos y también hacia saborear el gregoriano. El Hermano Lucas (Ismael) entre otras cosas, nos dio una buena base de matemática en el Escolasticado: eso nos permitiría después desarrollarla en estudios posteriores.
Y así seguimos formándonos en el Escolasticado. Se pidieron voluntarios para las misiones de Argentina (entonces se consideraba misionero a todo el que salía de su país para dar a conocer a Jesucristo) y fuimos varios los que nos ofrecimos de los de mi Noviciado. Quedamos elegidos: Jesús Gutiérrez Robles y yo.
Salimos para Argentina en el (buque) Monte Ayala, el 5 de noviembre de 1947 del puerto de Bilbao… tras hermoso y largo viaje; sobre todo duradero, llegamos a la Argentina el 4 de diciembre del mismo año (en este momento se cumplen más de 48 años).
Esa misma tarde, el Hermano Liborio Samaniego, nos acompañó a la quinta y casa de formación de La Mennais, en las afueras de Buenos Aires. Durante esas primeras vacaciones en Argentina empezamos a estudiar intensamente para pasar libremente el Bachillerato Nacional. En dos años que permanecimos allí pase casi todo el Nacional, menos tres asignaturas.
Teníamos con nosotros a tres Santos varones: los Hermanos Gerardo, Pedro María y Miguel, (éste, el Director Principal). El hermano Miguel, diseñador de aquella hermosa quinta-parque fue quien me inculcó un gran amor por la botánica y por las plantas en particular. También por las ciencias biológicas en general.
El año 1950 “Año del Libertador General San Martín”, comencé a dar clase en el colegio Cardenal Copello. De paso que daba clase a unos ñatitos (niñitos) de segundo grado, terminé de pasar las tres asignaturas que me faltaban. Y de paso dí un largo examen en el Profesorado Secundario de Física. Resultó exitoso. Así quedé habilitado para dictar Física en Secundaria.
En el año 1951, al mismo tiempo que dictaba clase en un tercer grado, comencé el profesorado de Ciencias Exactas en el Profesorado Católico de Buenos Aires. Lo terminé en el año 1954. Fue duro, pero jamás dejé de hacer mis oraciones y visitas al Santísimo; y de rezar el Rosario a Nuestra Madre. A eso atribuyo yo el estar hoy aquí entre ustedes.

Seguí en Buenos Aires dando clase en primero y Física y Química en tercer año del (bachillerato) Nacional hasta finales del 55.
En el 56, después de un retiro de 21 días en Villa Barilari, fui enviado al Aspirantado de Bialet Massé, junto con el hermano Miguel (Aparicio) como Director. Allí permanecí casi un año con alguna interrupción, siendo profesor orquesta de los aspirantes de primero y segundo año.
Al año siguiente, 1957, fui enviado provisoriamente a Montevideo para sustituir al Hermano Rafael, que sufría fuertes ataques de presión. Allí permanecí “provisoriamente” unos 25 años (23). Los seis primeros en el hotel Neptuno, adaptado, dónde consolidamos la primaria y los 4 años del bachillerato. Los restantes en el colegio nuevo. Durante esos años según los las circunstancias dicté clases en primaria hasta que comenzó la secundaria. Cuando comenzó ésta, fui sucesivamente hasta completar el bachillerato, profesor de Geografía, Ciencias Biológicas, Catequesis (siempre), Física y Química.

Los últimos años daba catequesis en tres cursos y Física en siete.
Con el Hermano Ireneo cuidaba de los árboles del patio y de las jardineras (que eran más de 60). Parte del año 80 lo pasé en el Segundo Noviciado; pródigo de enseñanzas y experiencias para mí y lleno de grandes confortos, según algunos autores …
Aprovechándose de mis fervores, me cambiaron para Córdoba (Argentina) para que me hiciera cargo del Aspirantado Mayor, que funcionaba en el colegio Escuti, junto con el de los Hermanos de la Sagrada Familia.
En el año 1982, después de trasladar el Aspirantado Mayor a Bialet Massé, aquí fui enviado en calidad de profesor, despensero, ayudante del administrador, ayudante de parque, transportista de aspirantes, etc.
Aquí permanecí muy feliz y con excelentes Hermanos como compañeros hasta el año 1988. Tuve la suerte de ver cómo avanzaba la nueva construcción el año 1989.
Mientras visitaba a mi familia, me comunicaron el cambio a Montevideo. Dí clase un año más. Luego anduve de chapucero, especialmente arreglando bancos de clase, haciendo unas 16 capillas de la Virgen peregrina, cruces de la Primera Comunión, jardinero y mandadero del Hermano administrador y de secretaría de primaria y secundaria; ordenador y arreglador de libros de biblioteca de hermanos acompañante de grupos de deportes y de viajes de estudios y campamentos y convivencias, etc. etc.
Como ven, servía para múltiples aplicaciones. Así seguí sin discontinuidad hasta todo el año 93 inclusive. Por si acaso echaba demasiadas raíces en Montevideo, a comienzos del 94 me destinaron nuevamente a Córdoba, (o sea aquí). En esta casa realicé y realizo las funciones de bibliotecario, ayudante del despensero, cuidador de plantas, mantenedor de un pequeño vivero.

El 18 de junio del 94 me pusieron como compañero y no sé si ayudante del Hermano Benito en la pastoral vocacional. Todavía no sé si ayudo o estorbo (aunque pongo buena voluntad), el tiempo se encargará de revelarlo. Lo que sí sé es que Dios se encuentra en todas partes y sobre todo en nosotros, si no lo rechazamos, y teniéndolo a él lo tenemos todo, donde quiera que estemos y en cualquier función que cumplamos.
Pienso que a pesar de las dificultades y tropiezos que he encontrado en el camino, la vida me ha sonreído muy a menudo y esa sonrisa se la debo en primer lugar a Dios y a todos los seres que ha puesto en mi camino en forma de Jesús, la Santísima Virgen, todos, todos mis Hermanos, alumnos, amigos, parientes, etc … a todos les debo mucho, muchísimo. Todos, todos me han ayudado para seguir al Señor en el camino emprendido, y hasta la hermosa naturaleza que por doquier me rodea, me está gritando que agradezca, alabe y adore a mi Dios, que tan grandiosa la hizo.
Por todo lo cual quiero y ansío que en lo que me resta de vida, toda ella sea un ininterrumpido “Te Deum” a mi buen Dios.
Hno Benjamín Fernández García, 1995.
Agregado en 2010:

Desde entonces a acá, han pasado 15 años y es preciso resumir lo vivido en estos años.
Seguí con (el Hno) Benito en la pastoral vocacional hasta fin del 97, conociendo en nuestras andanzas una pléyade de magníficas personas. El 98 estuve en Montevideo donde además de los trabajos propios del colegio, tuve ocasión de conocer y participar en una nueva Asociación llamada “Rescatando Sonrisas”, que se ocupaba de ayudar y proteger a niños de la calle. Íbamos a la ciudad de Maldonado. Eso nos sirvió para, posteriormente, fundar el Club de Niños y Centro Juvenil, de enseñanza no formal, de niños y jóvenes de familias carenciadas.
En el año 99 volví a Córdoba con el fin de volverme a incorporar a Pastoral vocacional. Esta vez con el Hermano Claudio … y seguimos trabajando con mucha gente y muchachos aspirantes de Entre Ríos, Corrientes y norte de Santa Fe.
En el año 2000 fui designado al Noviciado (en Bialet Massé), junto con la pastoral vocacional… y el 2001 junto con los Hermanos Fernando y Wenceslao nos encomendaron la fundación del Club de Niños de Maldonado Nuevo … un barrio carenciado y con niños en peligro.
En el año 2002 fui reasignado a Luján de Cuyo, en Mendoza. Allí permanecí como bibliotecario … transportista de catequistas, vigilando algunas construcciones etc hasta el año 2004 (Julio) en que fui de visita a mi familia y decidí quedarme en mi país para siempre. Pero pasados dos años … arrepentido de mi cobardía de haber abandonado a mis hermanos y amigos de América (*), me apresuré a incorporarme de nuevo a ellos … y desde entonces aquí estoy en Montevideo ayudando a o estorbando con mi presencia y algunas chapucitas y acompañamientos en recreos paseos campamentos etcétera cultivando plantas …
Hno Benjamín Fernández García, 2010.
(*) Benjamín experimentaba este sentimiento pues en esos dos años de ausencia en España, Fallecieron los HH Victorino (2004), Esteban (2004), Anselmo (2005), se retiraron los HH Jorge Juan Ziloni, José María Díaz y Alfredo Perea, y regresaron a España los HH Gil Rozas (2003), Delfín (2003), Ivo y el mismo Benjamín (2004).

El Hno Benjamín permaneció en la comunidad La Mennais de Montevideo hasta 2016 (entonces el colegio cumplía 60 años), último año con Hermanos allí.
En 2017 se trasladó a la comunidad de Dionisio Díaz en Maldonado.
El 16 de noviembre del 2018 sufrió fractura de cadera derecha con desplazamiento de hueso, se le colocó una prótesis y comenzó un exitoso periodo de rehabilitación hasta que a comienzos de febrero del 19, con una nueva caída se fractura la cadera derecha que se resuelve con una operación más simple en la que le colocaron un par de clavos. A partir de entonces su salud fue en deterioro perdiendo lentamente la capacidad de caminar, mas problemas de próstata.
En febrero de 2020, en vísperas de la pandemia, se traslada a la comunidad del Teodelina en Villa Gobernador Gálvez donde permanece hasta su fallecimiento el 15 de abril de 2023
Hno Fernando Mussi