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Hermano Francisco Bravo (1937-2025)

Hermano Francisco Bravo Arroyo (Eliseo)

Nació en Talamillo del Tozo, el 3 de diciembre (Fiesta de San Francisco Javier) de 1937, un pueblo castizo de la España antigua, provincia de Burgos.
Pueblo recio, austero, noble, de riscos escarpados y vientos de nieve… ¡La tierra modela las almas! Paco, llevaba en las venas la rectitud, la honradez y la nobleza. Quizá no sea todo mérito propio… sus padres, sus tíos religiosos, la gracia del Buen Dios que no se deja ganar en generosidad y sobre todo cuando la madera es buena…

Sus padres, Hermenegildo y Juliana dieron a luz a 6 hijos e hijas. Francisco es el tercero. De mayor a menor son los siguientes: Fe (93), Suceso (90), Isabel (84), Antonia (81) y Teódulo (77).

Cursó los estudios básicos en la escuela del pueblo, Talamillo, y después continuó su formación en Nanclares de la Oca (Vitoria) con los Hermanos Menesinos, donde ya lo habían precedido sus tíos Educado Bravo y Damián Arroyo y otros 5 jóvenes del mismo pueblo, también hermanos menesianos.

En Nanclares, se destacó por su tesón, constancia y esfuerzo en el estudio. Brillaba con luz propia. No era fácil, pero con insistencia y rigor, todo se alcanza, el mismo idioma de Molière, quedaba rendido al estudio diario de las 7 palabras nuevas de cada día, clásico de aquellos años, atestigua uno de sus compañeros. También era buen jugador de fútbol y los goles de cabeza eran su fuerte… nunca quedó muy claro si era por sus cualidades o ayuda de lo alto.

La devoción a María la aprendió en el seno de su hogar y luego la siguió cultivando en la “gruta de Lourdes” de Nanclares, hábito que supo sostener con el tiempo y por ello fue sostenido por la Madre, que no se deja ganar en generosidad, como su Hijo.

En Nanclares no solo se evaluaba el saber sino otros aspectos de la vida cotidiana, como atestiguan sus calificaciones del año 1951. La actitud en la oración -se miraba para la nota semanal de comportamiento- ahí, Paco, ni movía los ojos: siempre a lo suyo y con la vista en el crucifijo. Rezaba de manera aplicada y con intención: ¿sentía la voz del Señor? Él nunca soltó prenda: “¡Eso son cosas mías!, ¡deja!”, nos dice el mismo compañero de camino.

Entre sus compañeros de curso en Nanclares se encuentran los HH Enrique (Jaime) Berganza y José Antonio Obeso, entre otros.

Después de un breve periodo de postulantado, inició el noviciado (15/8/55) y con cambio de nombre, ELISEO. Al finalizar hizo la primera emisión de votos un 15 de agosto de 1956 y su profesión perpetua fue el 17/07/1961.

Después del paso por Nanclares, donde estuvo estudiando y sirviendo a los niños en el aula, en la comunidad de Bilbao y posteriormente Reinosa.

Y luego, sin llegar a los 30 años, abierto a hacer ‘lo que Dios quiera’, y si hace falta ir a Argentina, ¡pues que sea!, decía. Dios le iba marcando el camino, y él, ¡a veces porfiado!, con los proyectos de Dios se manifestaba acogedor; y allá fue, siguiendo al Galileo, con la mochila repleta de semillas para sembrar, a manos llenas, como Juan María lo deseaba.

Llegó a la Argentina en el año 1963. Hizo toda su vida de misionero en este país. Los primeros 5 años los vivió en el colegio Cardenal Copello, de Buenos Aires donde dio clases y estudió historia y geografía. En esa etapa se hizo de grandes amigos, como los Hnos Telmo Meirone y Pedro Mlenguer (lasallanos), entre otros.

En diciembre del año 67 regresó a España, por primera vez, y lo hizo con el Hno Fidel Martín. El viaje duró casi un mes, atestigua su hermano Teo y aporta una reliquia, el pasaje.

Luego pasó 4 años en Bialet, en el Seminario Nra Sra del Rosario y nuevamente al Copello por un lapso de 5 años y vuelta a Bialet por 4 años, como director del Aspirantado. Y regreso al Copello donde ejerció la dirección del secundario durante 5 años.

De allí al Teodelina (su colegio) donde ejerció la rectoría por 12 años consecutivos. Su labor como rector del Teodelina ha sigo significativa: el colegio pasó a ser mixto, creció la matrícula y la oferta educativa. Anécdotas, en esta institución, que lo pintan de cuerpo entero, no faltan. Este servicio, ejercer la dirección, fue su servicio.

Y continuó su servicio como rector, durante 2 años, en el Colegio San Pablo, Luján de Cuyo.
En el año 2000 lo recibió el Colegio Nuestra Sra del Rosario, en Bialet Massé como Rector, allí ejerció hasta su jubilación en el 2004. Significativo fue el detalle que dejó a esa generación de egresados, un diploma en madera y un pergamino con una poesía dedicada a cada estudiante. Allí vivió unos años más, junto a los HH Luis Aldecoa y Wenceslao Molina, hasta que la comunidad se cerró a inicios del 2008.

En 2005 celebró las bodas de oro en Nanclares, y allí estuvo toda la familia, su numerosa familia, como lo atestigua la foto. Fue un día muy bonito, expresa su hermano Teo. Luego, festejamos en Bialet Massé sus bodas de oro, allá por el mes de octubre. Sentida celebración.

Siempre estuvo en contacto con la familia, hermanos y sobrinos.
Cada vez que regresaba a su patria le gustaba visitar a cada uno de ellos. Familia extensa, sin dudas. ¡Cómo le gustaba hablar de su familia y mostrar fotos!

Nuevamente a Luján de Cuyo. Allí se dedicó a la artesanía (ya lo venía haciendo) en madera, era un cuidadoso ebanista. Hizo cientos de llaveros, con diversos motivos, para regalar. En esta comunidad vivió 5 años. De allí al Copello nuevamente por 2 años. Y volvió a ‘su colegio’ en el año 2015, donde vivió su pascua, en la madrugada, del 13 de agosto de 2025.

La salud lo supo acompañar casi toda su vida, a excepción de una deficiencia cardíaca que experimentó hace más de 10 años y le pusieron un marcapaso. Como consecuencia dejó el cigarrillo. Le costó, pero, fue consecuente. Evidentemente, lo pulmonar era su talón de Aquiles.

Francisco es comparable a la madera y de la buena. Le gustaba trabajar con las maderas duras, pues son las más nobles… así era él, duro como ellas, pero a nadie nos cabe la duda que, había en él un corazón de nobles sentimientos. No le gustaba que lo abraces, pero sí estrechaba su mano con fuerza, como quien quiere comunicar su cercanía y afecto.

El deseo de cumplir con el deber le pudo haber hecho perder algunas oportunidades de dejar aflorar su humanidad de una forma más tierna a quienes le rodeaban; pero, se notaba que quería ser fiel a sus convicciones y a Dios, en sus relaciones.

Le gustaba narrar historias que lo involucraban, como buen historiador y disfrutaba que lo escuchases. Como geógrafo sabía apreciar la naturaleza, en especial, las formaciones montañosas. Cuando viajaba disfrutaba observar y comentar.

Cuidadoso con las cosas. Siempre dedicó tiempo a reparar, arreglar lo que podía servir o ser re-utilizado. No temía agachar el lomo y trabajar. Como el Hijo, aprendió a obedecer en medio del dolor y a dejarse amar. Seguramente, el Espíritu, ha ido moldeando en él la imagen del Hijo, tanto y en cuanto su humana debilidad lo permitía, como él trabajaba pacientemente las maderas, por duras que fueran.

Un hermano ha partido al encuentro del Padre Dios. Otros hermanos lo han recibido con los brazos abiertos. Nosotros le decimos adiós, hasta el re-encuentro definitivo. Como familia menesiana del Cono Sur te despedimos y pedimos tu intercesión en favor de estas tierras que regaste con tu sangre, cultivaste con dedicación, sembraste con entrega y acompañaste apasionado desde la educación.

Bendito sea Dios por tu vida vivida y que tu entrega en Villa Gobernador Gálvez, sea semilla de otros que quieran vivir el seguimiento de Jesús como menesianos, ya hermanos, ya laicos comprometidos, para hacer presente a Jesús Maestro y Pastor en medio de los niños y jóvenes.

Hno Benito
Colaboración de los Hnos Mariano y Delfín y su hermano Teódulo

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