Queridos laicos menesianos, Queridos hermanos,
“El Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida” (Mc 10,45). Para recordarnos el lugar central del servicio en la vida del cristiano, Marcos nos remite al mismo Jesús, que hizo de éste el objetivo principal de su encarnación. Pero ¿a quién sirve principalmente? A los que están en las periferias, en los márgenes de la sociedad. En efecto, cura a los leprosos (Lc 17, 11-19), devuelve la vista a los ciegos (Mc 10, 46-52), alimenta a las multitudes (Jn 6, 1-13). Él, el Maestro, lava los pies a sus discípulos (Jn 13, 1-17), acoge y bendice a los niños (Mc 10, 13-16). ¿Cómo podemos nosotros, hoy, Laicos y Hermanos Menesianos, entrar en su escuela siguiendo a nuestros Fundadores Juan María de la Mennais y Gabriel Deshayes?…
