El 2003 se inicia con un nuevo lema, que quiere ser nuestra guía para el caminar de este año: “Ofrece tus manos confiando en Dios”, dos acciones: el “ofrecer” y el “confiar”, un medio: nuestras manos, un por qué: Dios.
Nos sirve de gran ayuda para entender nuestro lema el dibujo-logo que lo acompaña. Al mirarlo descubrimos un par de manos que se ofrecen , en el centro de las mismas un poco de tierra y un plantita que comienza a crecer.
Esta imagen nos lleva a pensar casi de lleno en la tarea del sembrador, tarea del “soñador”, que tiene que ser tarea de todo hombre y mujer que apuesta por sus sueños, por sus esperanzas.
Tenemos que comprometer nuestras manos en la siembra del amor, que el mañana nos encuentre sembrando… con cariño, con verdad, con desinterés… trabajo simple que nadie verá y no será noticia, porque la única noticia autentica de la siembra la da sólo la tierra y la historia. Tenemos que ofrecer nuestras manos, confiando en Dios.
En Juan María de la Mennais confianza se traduce en Providencia, palabra algo extraña a nuestros oídos.
Juan María concibe la Providencia como el “saber que todos los designios de Dios sobre el hombre son designios de amor, pues Dios sólo piensa pensamientos de amor sobre cada una de sus criaturas”.
Providencia de mi Dios, ¡Oh madre que tantas veces he invocado y a quien he ofrecido, consagrado, entregado esta casa y cuantos ha reunido en ella tu gracia.
Providencia, siempre buena, tan sabia, tan llena de piedad y amor para con tus pobres criaturas, te adoramos, te bendecimos, nos abandonamos en tus manos sin reserva.
Haz de nosotros todo lo que quieras. Sólo deseamos cumplir tu voluntad en todo: en las humillaciones y en las grandezas, en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte.
Providencia de mi Dios, vela sobre tus hijos, afiánzanos, dirígenos.
Sé tú nuestra defensa, nuestra guía, nuestro consuelo, nuestra alegría y nuestra esperanza.
¡Dios Solo en el tiempo! ¡Dios Solo en la eternidad!
¡Dios Solo en el día de hoy, en todo y en cada cosa!
¡Dios Solo!.
“No se olviden de rezar por los niños que les son confiados y en especial por aquellos que por sus defectos les dan más inquietud y molestia.” (RFIC )
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