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2011: Sembremos mucho

Este año nos convoca un lema internacional. Lema que surgió con motivo de los 150 años de la muerte de Juan María.
La expresión “sembremos mucho” es parte de las palabras finales que Juan María dictó el 24 de diciembre de 1860, dos días antes de su muerte. Es parte de una carta escrita a los Hermanos dispersos por el mundo y en la que se despide de ellos. Sabe que su hora está cerca. Los anima a renovar el ánimo de sembrar y de sembrar mucho para poder cosechar en abundancia.
Juan tiene clara conciencia que la misión de sus hijos es sembrar. Sembrar, en primer lugar, la Palabra, pues sabemos que “las escuelas han sido fundadas para dar a conocer y hacer amar a Jesucristo”.

Somos enviados a evangelizar educando, a preparar la tierra para acoger la semilla que en ella será depositada. Semilla que es la Palabra (Lc 8,11). Jesús es la Palabra (Jn1,1). Semilla que es una persona: Jesús. Sembremos a manos llenas como Juan María, sembrador infatigable de la Palabra entre los niños y jóvenes. Busquemos la manera de darle a conocer para que, respetando sus propias convicciones y con total libertad, tengan la posibilidad de elegirle como su Amigo y Señor. Esforcémonos en estar en medio de ellos como el que sirve. Cultivemos la cercanía de corazón. No dejemos que nuestro corazón se distancie de ellos. Ellos son nuestra razón de ser, de latir, de vivir pasionados.

Mirando al logo

Nos encontramos con la expresión sembremos mucho en 3 idiomas. Ello quiere expresar la internacionalidad. La apertura de corazón y mente. Un llamado a tener un corazón católico (universal) y a gozar con todos los que siembran, aquí o allá. Este lema que adoptamos en la Provincia lo adopta la Familia Menesiana en el mundo entero. Todos los menesianos que peregrinamos en esta tierra queremos recordarnos unos a otros la necesidad de sembrar mucho y de hacerlo sin desanimarnos.

Observamos una forma de cruz constituida por la frase en francés (vertical) y la frase en inglés (horizontal) y un D+S que sobresale. Esto quiere significar la cruz del misionero. Realidad que a los menesianos les recuerda las misiones y con ello la conciencia de enviados con la que estamos llamados a vivir. No somos dueños y señores de la mies, de los campos, de las aulas, somos enviados y enviados a sembrar mucho. Enviados junto a otros, Hermanos y laicos.

La frase en español se impone. Ocupa un lugar central y preponderante. Es un imperativo. Es una orden, un mandato. Un envío. Lo que está contenido en la o de sembremos lo podemos leer en dos sentidos diferentes. a) puede ser una brújula (o también una rosa de los vientos) que indica la dirección, el sentido, la intencionalidad, el horizonte de la siembra. b) también puede significar un sol que madura a fuego las mieses, que posibilita la vida de la semilla, que hace que crezca y que el sembrador ”ya duerma o se levante, de día y de noche, la semilla germina vaya creciendo, sin que él sepa cómo”. (Cfr Mc 4,27)

Como sosteniendo el lema nos encontramos con un detalle fino y en movimiento de unas espigas de trigo de las cuales se desprenden unos granos que caerán en tierra. En la tierra de nuestras instituciones, de nuestras aulas, de nuestros alumnos, padres, educadores…

Los colores que se usan son vivaces, jóvenes. Es la misma paleta de colores que usa el logo del 150 aniversario. Este lema está estrechamente relacionado con él. El color magenta indica la vida y la energía vital que brota de la cruz. La cruz signo indeleble del triunfo de la vida que se derrocha abundantemente. La siembra más plena pasó por la Cruz. El verde claro fluor nos habla de la primavera, de la renovación, del resurgir de la vida y la esperanza. El azul nos señala la divinidad, el Dios de Jesús, que copó el corazón de Juan María, y que los menesianos estamos llamados a encarnar en la historia, a hacer nuestros los sentimientos, los pensamientos, el actuar del Hijo, tanto y en cuanto nos lo permita la humana debilidad.

Algunas implicancias

Somos enviados a sembrar. Enviados a sembrar junto a otros. No importa el tamaño de la semilla. Importa que se siembre esperanzadamente en los corazones de los niños / jóvenes que nos son confiados, como lo hizo Juan María: “Cuando pienso en aquel pequeño grano de mostaza que eché en tierra, sin saber lo que iba a suceder, pero bajo la protección de la divina Providencia, verlo hoy desarrollarse, es para mí muy alentador”.

Alentador es sembrar con conciencia de que no estoy solo en la tarea y con la certeza de que el germinar no depende de mí, sino de la semilla y de su fuerza interior.

Juan María se preguntará: «¿Qué es efectivamente el niño? Es una tierra totalmente nueva, pero que espera ser cultivada, y donde sólo se recogerá lo que se haya sembrado» (Folleto sobre la educación religiosa, 1834). He aquí nuestra misión: cultivar la tierra para que acoja gustosamente la semilla y de el fruto esperado. No es nuestra misión juzgar la calidad de la tierra, quejarnos, enojarnos, criticarla sino simplemente cultivarla, trabajarla, prepararla, disponerla con todas las fuerzas de nuestro corazón, inteligencia y voluntad como si dependiera de nosotros y esperarlo todo como si dependiera de Dios, porque es él quien da el crecimiento.

Todos sembramos, lo queramos o no. Mi persona siembra, la tuya también. La comunidad siembra y vos sembrás. Ahora bien, ¿qué estamos sembrando? ¿Sembramos lo que queremos? ¿La siembra tiene un horizonte claro y compartido? Estas y otras son algunas de la preguntas que juntos podríamos compartir con el objeto de aunar criterios de siembra y de direccionalidad de la misma. Bonito desafío para los equipos de conducción.

Todos sembramos. Sí, todos sembramos y todos somos tierra pasible de siembra: los niños, las familias, los educadores, los Hermanos. Nadie es tan pobre que no pueda sembrar nada, ni nadie es tan rico que no pueda recibir nada.

El 2011 se nos presenta como año de siembra abundante. Cuando hablamos de siembra hablamos de esperanza, de ilusión, de promesa de buena cosecha, de vida que se multiplica.

Sembremos mucho, con la certeza de que Dios dará el crecimiento y que otros serán los que cultiven y cosechen. Somos invitados a algo grande, ojalá no lo olvidemos nunca: a sembrar y a sembrar mucho.

Escuela Menesiana 2011
Hno Benito


“Que el amor fraterno reine entre todos los miembros de la misma comunidad.” (Regla de 1835)

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