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2015: Familia Menesiana discípula misionera

Introducción

El lema de este año se relaciona estrechamente con dos acontecimientos eclesiales: a) el año de la Vida Consagrada y b) el Sínodo de la Familia. Estas dos realidades nos convocan y provocan.

Mirando al logo

La multiplicad de colores de la escritura de Familia Menesiana hace que convoque la mirada y luego nos haga girar hacia la derecha, pasando por la m y la +, la caída de agua y sus efectos, el menesianos 2015, la expresión Discípula misionera, para terminar en el D+S.

Es así como la Familia Menesiana es la que está llamada a mirar la m (la m del Maestro, de montaña del Horeb y en ella la roca de la que brota el agua -Ex 17,3-7-, de misión, de menesiana, de madre Iglesia, de María, etc.) y a convertirse en Discípula Misionera, como el agua que al brotar de la roca, fecunda y empapa la realidad circundante, según proximidad y en todas las direcciones.

Los diferentes colores con los que está escrita la palabra Familia Menesiana nos refiere al lema del año pasado y nos recuerda que en la familia somos diferentes y que ello no es una amenaza, sino una realidad que enriquece y estimula el encuentro fraterno.

Las iniciales de las palabras Familia Menesiana remiten a la m y la +, por la forma y el estilo. Quizá una invitación a que la Familia Menesiana se mire en el espejo del Maestro si quiere ser verdadera discípula misionera. Pues, no hay otro camino, para el discípulo misionero, que confrontarse con el Maestro.

El agua que brota de la roca que es el Maestro, Jesús, (Cfr 1 Cor 10,4) se derrama sobre el 2015, sobre el presente año, sobre la realidad histórica, sobre nuestro hoy. Al derramarse con fuerza salpica, salta en múltiples direcciones, empapa el entorno y genera una especie de bruma que humedece. A mayor proximidad mayor efecto. No tendrás que contarlo, se te notará, lo notarán, lo percibirán.

Esta imagen llena de “sentido” y de “sentidos” nos invita a salir, a salir al encuentro, a mojar a otros, a contagiar, a que nos animemos como María a salir a servir y recorrer caminos, como el agua, siendo discípulos misioneros en nuestro entorno. Salir es una de las dinámicas favoritas de Jesús. No se instala, está en movimiento y anima a vivir en camino, pues él es el camino.

Al conformarse el D+S deja en solitario el mi de misionera. El mismo puede ser leído como una invitación al compromiso personal. Es mi persona la llamada a ser discípula misionera de Jesús en la Familia Menesiana.

El D+S es una realidad siempre presente en los lemas. No puede ser de otra manera para un menesiano, ya que el D+S es la expresión del absoluto de Dios para nosotros, a quien queremos seguir y anunciar desde el ámbito de la educación.

Al leer la expresión femenina discípula misionera no deja de venir a la memoria afectiva la gran y primer discípula misionera: María. Ella es modelo de seguimiento de Jesús para la Familia Menesiana.

Construyendo una explicación

Discipulado y misión son como las dos caras de una misma moneda: “cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva (Cfr. Hch 4,12). En efecto, el discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro”. (DA n° 146)

Discipulado y misión van juntas. Separadas, no se entienden bien. La una se entiende en la otra, pues quien ha hecho la experiencia de sentirse seducido por Dios (Jr 20,7) no puede no proclamarlo a los cuatro vientos; así como quien se siente convocado a anunciarlo a Cristo es porque antes ha hecho experiencia de estar con él (Jn 1, 39).

Si bien discipulado y misión se entienden juntas, no obstante tienen un orden existencial. El discipulado precede a la misión. No hay anuncio sin previa experiencia de encuentro con Jesús. Pues el contenido del anuncio no es otro que la persona de Jesús. El documento de Aparecida lo expresará de esta manera: “Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo.” (DA n° 29)

El Papa Francisco en su exhortación Evangelli Gaudium dice de manera magnífica que: “En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador… La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados”. (EG n° 120)

En este encuadre no hay razones para que ningún miembro de la Familia Menesiana se sienta descomprometido con la tarea evangelizadora y diga: es cuestión de los agentes de pastoral. No, la evangelización es cuestión de todos y a todos nos implica y ello, en virtud del Bautismo.

La única condición para anunciarlo es haber, hecho experiencia del amor de Dios que salva, y no se necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo (Cfr EG n° 120). De allí que: Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre discípulos misioneros. (EG n° 120)

«¡Hemos encontrado al Mesías!» (Jn 1,41) es el grito en salida de toda persona que ha hecho experiencia de haberse encontrado con el Maestro: no puede callarlo, sale a proclamarlo, el amor le quema por dentro y aunque se esfuerce por contenerlo no podrá (Cfr Jr 20,9).

Ante las dificultades que se nos presentarán, tanto personal como comunitarias, es bueno recordar lo que el Papa Francisco nos dice: “En todos los momentos de la historia están presentes la debilidad humana, la búsqueda enfermiza de sí mismo, el egoísmo cómodo y, en definitiva, la concupiscencia que nos acecha a todos. Eso está siempre, con un ropaje o con otro; viene del límite humano más que de las circunstancias. Entonces, no digamos que hoy es más difícil; es distinto. Pero aprendamos de los santos que nos han precedido y enfrentaron las dificultades propias de su época”. (EG n° 263)

Y aquí una invitación a mirar a Juan María desde la clave de discípulo misionero de Jesús en la Iglesia de Bretaña. Él también enfrentó la realidad de su época y fue audaz, creativo, insistente, no le sacó el cuerpo a los desafíos, abrió escuelas para los hijos del pueblo y quiso que en ellas se diera a conocer y amar a Jesucristo, sin descuidar los desafíos que la evolución de las ciencias le planteaban.

La Iglesia Latinoamericana reunida en Aparecida nos manifestaba la urgencia de salir a compartir la experiencia Jesús: “¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza! ¡No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos (escuelas), sino urge acudir en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la historia, que Él nos convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus discípulos y misioneros en la construcción de su Reino en América Latina! Somos testigos y misioneros… en todos los ambientes de la convivencia social” (DA n° 548)

Tenemos como modelo a la Discípula Misionera con mayúscula, la Virgen María, que el Papa Francisco también nos invita a mirarla en su fe y en su misión: “Queridos amigos, éste es nuestro modelo. La que ha recibido el don más precioso de parte de Dios, como primer gesto de respuesta se pone en camino para servir y llevar a Jesús. Pidamos a la Virgen que nos ayude también a nosotros a llevar la alegría de Cristo a nuestros familiares, compañeros, amigos, a todos. No tengan nunca miedo de ser generosos con Cristo. ¡Vale la pena! Salgan y vayan con valentía y generosidad, para que todos los hombres y mujeres encuentren al Señor”. (Papa Francisco)

Implicancias posibles

La Familia Menesiana discípula misionera, está invitada a salir, es decir, a primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar; (Cfr EG n° 263) pues ha hecho experiencia de que la Iglesia no crece por proselitismo sino por contagio.

La Familia Menesiana discípula misionera, “se siente convocada a detectar los ‘gritos’, las necesidades, las llamadas y los tratos intolerables que padecen los niños, adolescentes y jóvenes de cada lugar” (Cfr. Cap Prov 2013-14, pág. 12).

La Familia Menesiana discípula misionera, como el agua que brota de la roca, está invitada a ser comunicadora de vida, a mojar, empapar, contagiar el espíritu menesiano que Juan María le ha legado en la Iglesia.

La Familia Menesiana discípula misionera, está llamada “a asumir evangélicamente y desde la perspectiva del Reino las tareas prioritarias que contribuyen a la dignificación de todo ser humano, y a trabajar junto con los demás ciudadanos e instituciones en bien del ser humano” (DA n° 384)

La Familia Menesiana discípula misionera, “de Jesucristo tiene la tarea prioritaria de dar testimonio del amor a Dios y al prójimo con obras concretas”: (DA n° 386) “en el trabajo, en el diálogo, en el servicio, en la misión cotidiana”. (DA n° 284) Habla de Jesús, cuenta su experiencia de encuentro con él.

La Familia Menesiana discípula misionera, “sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro” (DA n° 146) y actúa en consecuencia.

La Familia Menesiana discípula misionera, “hace visible el amor misericordioso del Padre, especialmente a los pobres” (DA n° 147) y más pequeños, porque es uno de los rasgos carismáticos.

La Familia Menesiana discípula misionera, se siente “interpelada a orientar toda su vida y misión desde la realidad transformadora del Reino de Dios que se hace presente en Jesús”, (Cfr. DA n° 382) a través de la educación.

La Familia Menesiana discípula misionera, “promueve la dignidad del educador y del hecho educativo, el justo reconocimiento de sus derechos y de sus deberes, y desarrollan la cultura del trabajo y denuncian toda injusticia”. (Cfr. DA n° 121)

Ideas aportadas por la Escuela Menesiana 2015


“Que todos se presten, para ir a Dios y cumplir su obra, mutuo apoyo.” (Regla de 1835)

Colegio Cardenal Copello
  • sitio web
    Nueva York 3371 y Nueva York 3433
    Tel. (00 54 11) 4501 04 27
    Ciudad autónoma de Buenos Aires
    Argentina

Instituto Nuestra Señora del Rosario
  • facebook
    9 de julio 359
    Tel. (00 54 3541) 440 002
    Bialet Massé
    Provincia de Córdoba
    Argentina

Colegio La Mennais
  • sitio web
    Ing. Acquistapace 1701
    Tel. (00 598) 2600 56 20
    Montevideo
    Uruguay

Colegio Teodelina F. de Alvear
  • sitio web
    Bulevar San Diego 1056
    Tel. (00 54 341) 492 12 30
    Villa Gobernador Gálvez
    Provincia de Santa Fe
    Argentina

Instituto San Pablo
  • sitio web
    San Martín 1425
    Tel. (00 54 261) 498 04 03
    Luján de Cuyo
    Provincia de Mendoza
    Argentina

Centro Dionisio Díaz
  • facebook
    Calle 15 entre Tiburcio Gómez y Pantaleón Artigas
    Barrio 14 de febrero
    Tel (00598) 42229122
    Maldonado - Uruguay

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