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Pascua del Hermano Joaquín Blanco

(1952-2020)

Hermano Joaquín Blanco Rodríguez

(Reseña elaborada por el Hno. José Antonio Vivas Montes)

“El alma de los justos está en las manos de Dios.
Los que confían en el Señor comprenderán la verdad.
Los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.
Pues Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí.
Los probó como oro en el crisol
y los aceptó como un holocausto agradable.”

(Sab.3)

El paso por este mundo y este tiempo nuestro del Hermano Joaquín Blanco ha estado acompañado y guiado en todo momento por la amorosa Providencia de Dios, en quien siempre ha confiado.

Si debemos regalar un apellido cabal a nuestro hermano, éste sería: FIEL. Cada paso dado, cada opción, cada acometida de servicio, ha sido desde la más profunda fidelidad. Y esto por ambas partes.

El Dios de Jesús se hizo presente en su familia, palentina, creyente, hermosa, de La Puebla de Valdavia. Los cuatro hermanos: Brígida, Porfirio, Miguel Ángel, de los que Joaquín es el tercero, reciben pronto la visita del Señor de la vida, que reclama la presencia en su Casa del padre, siendo Joaquín adolescente. Tiempo después la madre. Su hermano Miguel Ángel se les unirá en 2011. La respuesta filial de esta familia fue y siempre ha sido, la de aferrarse a la voluntad del Padre, bendiciendo su nombre, y poniéndose a su disposición.

Los tres hermanos varones reciben la propuesta de Jesús, que les llama a seguirlo como Hermanos Menesianos; la hermana recibe la propuesta de fundar una estupenda familia.

Y aquí tenemos en peregrinación sucesiva, a tres Hermanos Menesianos que entregan a precio de fidelidad al amigo fiel, todo su ser, enteramente: “Te ofrezco Oh Dios, mi fortuna, mi tiempo, mi libertad, mi reputación, mi cuerpo, mi alma, mi vida.”

Joaquín hace su Profesión Religiosa el 15 de agosto de 1970. En 1972 ya comienza su misión de educador, pasando de puntillas primero por Reinosa, luego por Santo Domingo y Portugalete, colegio en el que se estrena como Director de Primaria.

Siempre preocupado por la formación de los aspirantes a Hermano, es responsable de la comunidad encargada de acompañar a los juniores desde 1979 hasta 1983 en Nanclares. Respondiendo con audacia y siempre desde la llamada a la fidelidad a todos los requerimientos que una actualizada formación requería en esos momentos.

Es tiempo de respuestas fuertes a las propuestas que el señor hace por medio del Capítulo General a la Provincia de Nuestra Señora del Pilar: continuar la Misión Menesiana en América.

Responsable y animador de la primera comunidad de Hermanos enviados a Chile, desde octubre de 1983 la vida se convierte en un continuado tira y afloja de fidelidades entre el Señor que sigue haciendo propuestas, y él que siempre está en la tensión de responder: “Aquí estoy”, entre luces y muchas veces en medio de sombríos nubarrones.

La historia de la Misión Menesiana de Chile está marcada en el corazón de Joaquín a precio de fidelidad, que significa estar al lado de los más pobres, descubrir siempre a través de una educación que evangelice la superación de todas las pobrezas y buscar sin descanso los medios para lograrlo: formación de profesores, reconstrucción de la escuela después de un terremoto, implementación de especialidades técnicas para los jóvenes campesinos, apoyo permanente de la comunidad rural. En consonancia con esta tarea típicamente menesiana, la presencia activa y generosa en cualquier ámbito de la Parroquia y de la Diócesis en que se le requiera, formación de catequistas, animación de jóvenes, animación litúrgica en un amplio y extenso territorio rural. Siempre en comunión con los Pastores, de quienes junto con la comunidad es fiel colaborador y amigo, y a quienes en muchas ocasiones orienta y asesora. En todo, y siempre, buscando cómo ser fiel al que nunca le ha dejado solo ni abandonado.

La comunidad de Culiprán deja de estar sola al inaugurarse la de Llay Llay en 1998, lo que permite la presencia de más Hermanos y el inicio, en Culiprán, de la formación de algunos jóvenes aspirantes.

Pero Dios sigue golpeando a la puerta y en 1993 el Hermano Joaquín es enviado con otros Hermanos a Bolivia. El Alto de la Paz, pobre entre los pobres, es el campo que le es encomendado: multitud de niños, de familias, de bocas que llenar del sol de Dios: “Dispón de mí, y de todo lo que es mío, según te plazca.”

Estructurar el colegio, incorporar el carisma, vivir al ritmo de los educadores, hacerse apresuradamente y sin añoranzas aymara con los aymaras. El Hermanito Joaquín SE HACE HERMANO DE TODOS. Su discurso permanente es: “No hemos venido a dar, porque no tenemos nada… ni oro ni plata. En el nombre de Jesucristo, nos unimos a su vida y caminamos con ustedes”. Y el Dios fiel va mostrando su cariño y va caminando a su lado en forma de amistades que colaboran, en forma de proyectos que ayudan al desarrollo, en forma de solidaridades sin cuento, en forma de jóvenes voluntarios, en forma de fronteras que se rompen…

En 1994 el Consejo General nombra Superior Provincial de las Comunidades de España, Chile y Bolivia al Hermano Joaquín Blanco. Debe abandonar Bolivia, a su pesar. Sigue respondiendo con monedas de fidelidad probada: animación de todos y cada uno de los Hermanos, propuesta de servicio a los jóvenes pobres sin estudios en Zamora, talentos puestos al servicio de todos mediante proyectos de formación y evangelización: la Chesnaie, grupos de fe, celebración del Centenario de la Provincia y el Congreso de Educación, disponibilidad para servir en la presidencia de Escuelas Católicas de 2000 a 2003. Siempre viajero infatigable y en no pocas ocasiones tentando a la Providencia.

Y vuelta a Bolivia y a Chile en 2004: proyectos de Desarrollo, vida eclesial sin preguntar cuánto ni a quiénes, es decir, al servicio de todos. Desarrollo permanente de la misión en Bolivia; presencia misionera y de servicio a la Iglesia y a la Congregación en Culiprán de nuevo. “Ya no tengo otro pensamiento, otro deseo, que el de contribuir a tu gloria, según la medida completa de mis medios y mis fuerzas.”

Robando horas al sueño, leyendo empedernidamente, estando al día en cuestiones pedagógicas, políticas, económicas, eclesiales… va desgranando su vida, estando siempre presente especialmente entre los que necesitan la ayuda de un aliento, de un consejo, de un empujón, de un reto, de una caricia: así es la vida de Joaquín, agresiva con la mediocridad y acariciadora en tiempo de angustia.

Cuando inicia una nueva misión en Senegal, el Dios fiel lo visita con la enfermedad. Desde España se le acompaña y la Providencia lo sigue acompañando ahora y por siempre. Y él sigue cantando con melodía permanente:

“Dios mío que tu voluntad sea siempre la mía.
No tengo más que un solo deseo:
No oponer jamás la menor resistencia a lo que pidas de mí.
Me entrego a ti completamente.
Haz lo que quieras de esta pobre criatura.”

Desde tu misión culminada, Joaquín, ruega por nosotros.

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